Creencias Limitantes, ¿Y si sos vos mismo el que se está limitando?

¿Alguna vez te pusiste a pensar que tal vez eso que querés que pase o esa oportunidad que estás esperando, depende en gran parte de vos mismo? Muchas veces depositamos la responsabilidad de nuestros sueños en otras personas o simplemente en la suerte que no tenemos, y pocas veces nos sentamos a analizar cuánto depende de nosotros. 

Por Gaby Cogorno

No siempre sabemos cómo funciona nuestra mente, o cuán ligados están nuestros pensamientos conscientes e inconscientes a la realidad que construimos. Te queremos contar en esta nota que tanto tus pensamientos como tus creencias son fundamentales en este aspecto. Además de mi talento, mi trabajo y mi deseo… ¿Qué podemos hacer para que las cosas pasen? En principio, revisar tus creencias.

Desde que nacemos nuestro cerebro absorbe información que se graba en nuestro subconsciente, es decir, es muy probable que gran parte de esa información no sepamos que se encuentra allí, y probablemente puedan estar condicionando tu presente.

Las creencias nos hablan de la percepción que tenemos de nosotros mismos y de nuestro entorno; estas pueden ser personales, sociales o culturales. Incluso podríamos decir que las creencias se heredan. Por ejemplo, si desde niños escuchamos frases como “el éxito trae envidia” o “en esta familia somos malos haciendo tal o cual cosa”, es muy probable que eso sea lo que nuestro inconsciente grabe en nuestro cerebro. Esto hace que las historias se repitan generación tras generación.

Las creencias están para ser cuestionadas

Todos tenemos creencias. Lo que debemos analizar es si estas coinciden con lo que yo, como adulto, quiero para mi vida. Pueden ser creencias positivas o negativas; en el último caso, se las consideran limitantes, porque nos bloquean o impiden ser realmente quienes somos o conseguir aquello que anhelamos.

A las creencias podríamos definirlas como el resultado de una programación mental y emocional desarrollada a lo largo de nuestra vida, generalmente de manera inconsciente en la etapa de niñez. La buena noticia es que así como nuestra mente se puede programar, se puede desprogramar y reprogramar. Para ello, existen tres pasos claves que debemos realizar:

1. Deternernos y analizar

Preguntémonos: ¿En qué aspecto de mi vida no estoy logrando lo que quiero?, ¿por qué no consigo el trabajo que quiero?, ¿por qué mis esfuerzos no dan frutos?, ¿qué creo yo realmente?, ¿creo realmente que mi trabajo es bueno?, ¿creo que soy capaz? Este análisis sincero nos permitirá descubrir qué buscamos realmente.

2. Destruir creencias que no son propias 

Una vez detectadas las respuestas, conclusiones y verdades del análisis, podemos preguntarnos: ¿de dónde vienen?, ¿es algo que yo experimenté o es algo que escuché? De este modo, detectamos las creencias que nos limitan y ni siquiera son nuestras.

3. Elegir nuestras creencias

Ahora sí, manos a la obra. Si realmente queremos superar estas creencias limitantes, debemos trabajar en nosotros y cuidar la forma en que nos hablamos.

¿Cómo lo hago?

Programo mi cerebro con las creencias que coinciden con los objetivos que quiero lograr. Decido mis creencias y me las repito con intención y conciencia.

En este paso es importante tener bien en claro cuáles son los aspectos de mi vida en los que quiero reprogramarme, ya sea en términos de pareja, económicos, laborales o familiares. Estos son algunos ejemplos de creencias positivas, que podés comenzar a decirlas con conciencia hoy:

  • Yo sí puedo lograr lo que me propongo
  • Yo sí soy una persona abundante y ganar dinero está bien.
  • Yo merezco ser feliz y abundante.
  • Yo soy capaz de cumplir mis objetivos.
  • Yo merezco sentirme pleno.
  • Todo se puede lograr, si realmente lo crees.