Moda de mañana, tecnología de hoy

Tecnología, ¿Qué es? Es un conjunto de conocimientos que se utilizan para lograr un objetivo que solucione un problema de los individuos o satisfaga algunas de sus necesidades. 

Por Javier Palma / Fotos gentileza

Por Javier Palma / Fotos gentileza

La moda y la tecnología están vinculadas desde siempre, ya que, en cierto modo, lo que limita o habilita que algo pueda hacerse es precisamente la tecnología disponible en un momento dado.

Inclusive, la manera en que la moda se difunda y se muestre también depende de la tecnología. No es lo mismo ni toma el mismo tiempo enterarte de los últimos diseños de Gucci actualmente, con redes sociales, influencers, campañas virales, etc., que lo que hubiera tomado un siglo atrás. La información de una imagen dibujada en un cartel o en la contratapa de una revista y el tiempo para que dicha revista llegue a manos de un lector no se comparan para nada con un video de una persona usando el vestido real en un evento transmitido en vivo al que uno accede con un par de clics desde su celular.

Los materiales disponibles influyen mucho en el desarrollo de nuevos productos. Vivimos en una época de tejidos inteligentes, weareables, sensores, impresión 3D, entre tantas cosas.

Podríamos decir que la tecnología afecta a la industria de la moda en diversos ámbitos, entre los cuales mencionamos qué se diseña, con qué y cómo se hace, cómo se muestra, cómo se vende.

A medida que evolucionamos, surgen nuevas actividades, nuevas ocupaciones. Por ejemplo, en los deportes, cuando entra en auge un nuevo deporte, este exige atuendos y accesorios, con características específicas y exclusivas para el mismo. Por ejemplo, trajes de paracaidismo, ropa para surfear, calzados para escalar, y la lista crece y crece sin parar.

Constantemente están surgiendo nuevos materiales, nuevas fibras, tejidos inteligentes y más. Y a medida que van apareciendo estos nuevos materiales y se les van descubriendo los posibles usos, se van incorporando en la industria y se van expandiendo las aplicaciones posibles para dicho producto.

Con los nuevos medios, la manera de mostrar la moda a los clientes es mucho más dinámica. Las redes sociales y los influencers son una nueva forma de llegar al público joven, y si se quiere se podría decir que muchos de ellos cargan con el peso de ser responsables del éxito o el fracaso de algún producto. Además, son muchas las personas que compran moda a través de internet. Ya sea directamente de las marcas o a través de tiendas, como Amazon. La manera de comprar y de vender cambió bastante solo en la última década.

Con la realidad virtual, cámaras 360 e internet, uno puede presenciar un desfile de modas desde su propia casa en el momento en que ocurre, sin tener que esperar resúmenes y enlatados en la televisión. La sensación es muy real y la tecnología en ese campo no para de avanzar.

Con la realidad aumentada, ya hay empresas que crearon por ejemplo camisetas que a simple vista solo tienen el logo del producto, pero al utilizar el filtro de realidad aumentada de Instagram, uno puede elegir el diseño que quiera “ponerle” a
la camiseta y así para las fotos publicadas en esa red social, uno aparece con distintas remeras, aunque solo tenga una. Con este ejemplo surge otra paradoja a la que se enfrenta la industria de la moda (que por definición es efímera y pasajera): la sostenibilidad.

Con el auge de las redes sociales y la urgencia de crear contenido constantemente nuevo, es difícil hablar de sostenibilidad, ya que mucha gente se compra ropa solo para tomarse la foto que va a subir a sus redes sociales, ropa de un solo uso. Y eso es una bola de nieve imparable.

Carlings, la empresa que lanzó las camisetas para la realidad aumentada, lo hizo como un intento de paliar dicho problema. Otro ángulo desde el que se mira ese problema es el del reciclaje, ya hay ropas y calzados hechos con material reciclado. Pero hasta el momento se quedan en campañas, sobre todo de concientización y de publicidad de ciertas marcas.

Lo que se viene, es lo que no hace falta ni que exista, la llamada Moda Digital. Eso va más allá incluso del experimento de Carlings. Es moda que solo existe en el mundo digital, ropa que uno puede simplemente agregar a una foto o un video suya, para luego publicarla.

The Fabricant es una casa de moda digital: diseña y fabrica moda que solo existe en el mundo digital y que puede ser, incluso, comercializada en ese formato.

Si este modelo tiene aceptación, los diseñadores podrían crear diseños exclusivos para esas plataformas accediendo a un nuevo mercado. Desde el punto de vista ecológico, este parece ser un camino bastante amigable, y aunque la mayoría de las personas seguramente va a preferir la ropa física (por esa cuestión de tener el objeto), sigue siendo una buena opción, por ejemplo, para que los fabricantes y diseñadores prueben el éxito de un diseño antes de que entre a la línea de producción. Las posibilidades son infinitas y como siempre es el mercado el que va a decidir el rumbo.

La tecnología sigue avanzando y dependerá de la industria no quedarse rezagada. Hay que tener en cuenta que mientras uno está adoptando una tecnología, otras están siendo desarrolladas y eso siempre va a ser así y fue así, desde la primera tijera, o la primera máquina de coser.