Laura Mandelik, el arte a través de la lente

Laura Mandelik lleva alrededor de 20 años en el mundo de la fotografía. Desde el inicio de su carrera ya se destacó por elegir planos poco convencionales y desarrolló un lenguaje multidisciplinario, embarcándose en proyectos conceptuales y estéticos que reflejan sus necesidades como artista.

Por Kate Reichardt / Fotos Loli Ferrés 

Al ser consultada acerca de su primera experiencia con una cámara fotográfica, Laura describe una producción de fotos que hizo para un trabajo práctico de la universidad, cuando estaba cursando la carrera de Diseño Gráfico. “Tuve que confeccionar un muestrario de cueros y un catálogo descriptivo. Le pedí a una amiga que sea mi modelo y así con una Sony Mavica, mi primera cámara digital, corté cabezas y elegí planos inusuales. Allí empecé a desarrollar mi estilo propio”, comenta la fotógrafa.

Su primera producción de moda la realizó utilizando una cámara analógica y para Laura, este fue su punto de partida en la profesión.

Sin embargo, el momento clave de su carrera llegó muchos años después, cuando comenzó su producción artística. “A cada rama que manejaba terminaba incluyendo elementos nuevos que se volvían parte uno de otro, complementándose y configurando un todo”, describe Laura.

Paralelamente a las producciones de moda en las que trabajaba en ese entonces, la artista se embarcó en proyectos conceptuales y estéticos, destacando Fotocopias, un proyecto que comenzó siendo un libro de producción cartonera, pero excedió el límite de páginas y se convirtió en una obra multimediática.

“Es posible que en el decurso del tiempo no haya sido una sola fotógrafa, sino muchas; incluso es posible que unas estén en desacuerdo con otras. De hecho, estuve ausente del ambiente de la moda por un largo periodo, durante el cual me dediqué a la fotografía gastronómica”, explica Mandelik.

“Para mí, como fotógrafa, es crucial por sobre todo la experiencia. Nada me parece más importante que el proceso. El momento en que uno se aboca al desarrollo de una idea, en el que uno lleva el pensamiento y el sentir al campo del símbolo. La creación es un acto misterioso, casi como un trance”, enfatiza.

La artista tuvo la dicha de poder exhibir sus obras también en el exterior: Buenos Aires, Porto Alegre, París y Madrid. “Estando afuera me tocó practicar el silencio, abrir los oídos para aprender de otras visiones, de otros contextos y de artistas que transitan otros espacios”.

Más que un momento memorable, Laura nos comenta acerca de una manía que tiene a la hora de trabajar. “Me pasa frecuentemente que termino odiando las fotos que hago. Las recorto, hago collages con otras fotos y a veces las encajono. Acaban por ser otra cosa, un montaje, un resultado monstruoso que da pie a nuevas posibilidades de creación. Es como que la obra nunca acaba, está siempre en construcción”, concluye la artista.

“PARA MÍ, COMO FOTÓGRAFA, ES CRUCIAL POR SOBRE TODO LA EXPERIENCIA. NADA ME PARECE MÁS IMPORTANTE QUE EL PROCESO”.