Bettina Brizuela: Geometrías Urbanas

La artista aborda en sus trabajos temas relacionados con lo cotidiano y doméstico; catártico en muchos casos y reflexivo sobre situaciones del entorno. Estas Geometrías Urbanas nacen de paseos por el centro, en donde progresivamente va estudiando la geografía céntrica, prestando especial atención a aquellos detalles estéticos que de tanto verlos, pasan desapercibidos.

Por Valeria Gallarini Sienra / Fotos gentileza

Sus fotografías de esculturas urbanas como pequeñas estructuras de apoyo para viejos aires acondicionados, carteles, objetos, cables y un sinfín de nimiedades, poco a poco fueron dando forma a una serie de obras donde se sincretizan las imágenes hasta el punto de la abstracción geométrica. Objetos cotidianos abandonados y sus sombras proyectadas en muros descoloridos bajo el inclemente sol de la siesta se integraron en una fina danza de líneas geométricas.

La serie Geometrías Urbanas de Bettina Brizuela, forma parte del conjunto de piezas del proyecto personal de la artista denominado Recolecciones, el cual viene realizando en los últimos años. Las imágenes nacen de las estructuras de hierro o jaulas vacías y visibles en las paredes externas de casas, edificios y comercios; estas contienen al motor del aire acondicionado cumpliendo la función de proteger al aparato del vandalismo o hurto. Generalmente, la gente al mudarse lleva sus equipos y estas jaulas quedan vacías, dando espacio a otra percepción de ellas con la proyección de la estructura y su sombra. Las geometrías son registradas con la cámara para después decantar en distintos soportes y técnicas.

Esta serie de obras, más allá de las geometrías, representa conceptos y soluciones del modus operandi de los habitantes de la ciudad de Asunción, contexto en el que vive y transita la artista, convertido en campo de observación y una fuente inagotable de estímulos para ella.

En el texto curatorial que acompaña la obra de Brizuela presentada en la 10.° Bienal Internacional SIART Bolivia, la curadora Lia Colombino brillantemente sintetiza lo que logra la artista a través de estas obras: “Hace falta cambiar la mirada para disfrutar del caos que representa una ciudad, cuya gramática no se corresponde con la modernidad tradicional. Es la operación de Brizuela, una de las posibilidades de vivir la ciudad. En ella, los escombros también pueden arrojar el enigma de la belleza”.

Brizuela aborda en sus trabajos temas relacionados con lo cotidiano y doméstico, catártico en muchos casos o reflexivo sobre situaciones del entorno. La artista afirma que busca que la gente identifique también en su propio entorno ese fragmento de realidad sugerido. “Me interesa que el arte se confunda con la vida. El arte es justamente un idioma, que se interpreta con la sensibilidad, para traducir lo que pensamos”, explica la artista.

SU HISTORIA

Bettina Brizuela nace en Asunción, en 1969. En su infancia le motivó en gran medida que su hermana fuera una talentosa pintora recibida de Bellas Artes, quien plantó una semilla en ella. Empezó de muy pequeña a asistir a clases de pintura extracurriculares y los sábados participaba de los talleres de Línea y Color e Historia del Arte con Livio Abramo en el Centro de Estudios Brasileños.

Abramo, considerado uno de los gestores de la modernidad en el arte paraguayo, fue sin lugar a dudas una influencia importante para Bettina Brizuela. “Sus fascinantes clases de historia del arte, dictadas desde su peculiar mirada, me dieron nuevos lenguajes desde donde expresarme”, cuenta Bettina.

En 1998 ingresa al Instituto Superior de Arte de la Universidad Nacional de Asunción, donde entra en contacto con Olga Blinder, quien se encontraba formando a una nueva generación de artistas bajo la premisa de concebir la obra dentro del marco del concepto, sustentado por la investigación y con ansias de experimentar con nuevos elementos.

Esta formación muy alejada de todo lo academicista y sólidamente asentada en la teoría, es algo que se percibe desde sus primeras obras y sigue sosteniendo su quehacer artístico firmemente.

En el 2001 recibe el Premio Jacinto Rivero Programa de Mecenazgo Fundación Faro para las Artes Visuales. Participó en bienales de artes visuales de Porto Alegre, Fortaleza, Buenos Aires, La Paz y realizó exposiciones individuales y colectivas tanto en Paraguay como en el exterior. De 2006 a 2013 coordinó conjuntamente el espacio de arte y ocio de Planta Alta.

ESTA SERIE DE OBRAS, MÁS ALLÁ DE LAS GEOMETRÍAS, REPRESENTA CONCEPTOS Y SOLUCIONES DEL MODUS OPERANDI DE LOS HABITANTES DE LA CIUDAD DE ASUNCIÓN.