Carolina Lenguaza, el poder de reconciliarse con el ayer, aceptarse y ser feliz

Como gerente de marketing del Shopping del Sol desde hace 16 años, Carolina Lenguaza nos cuenta su historia, dejando una lección: Nunca es tarde para volver a empezar.

Por Kate Reichardt | Foto Guillermo Núñez

A los 19 años, la vida de Carolina dio un giro, tras notar que ser bailarina de carrera no era, realmente, lo suyo. “Las circunstancias no permitieron que siguiera bailando y surgió un nuevo gran escenario para mí: el Shopping del Sol”, explica, acotando que desde ese momento inició una carrera profesional en el centro comercial, como azafata en atención al cliente, escalando con determinación hasta la gerencia de Marketing.

Por otro lado, Carolina comparte con nosotros su linda historia de amor. Como mamá de Leandro y Matías, la ejecutiva nos revela que está de novia con su exesposo José, del cual estuvo divorciada durante siete años.

Sin miedo a apostar por la felicidad, expresa que para ella, con el tiempo todo pasa, dejando en el olvido el sufrimiento y el dolor. “Siempre existe la posibilidad de volver a empezar y perseguir ese estado de satisfacción física y espiritual”, afirma.

Para vos, ¿qué es la belleza en una mujer?

No hay mujer más bella que aquella que sienta paz consigo. Llega un momento en la vida en el que te reconciliás con todo: con tu pasado, con tu cuerpo. Esa paz y esa tranquilidad te hacen sentir hermosa y poderosa; conquistadora, me atrevería a decir.

“Cada mujer puede crear una revolución dondequiera que esté, con las herramientas que tenga y cambiando, primero, su propia realidad”

¿Qué significa ser mujer hoy?

Hoy es el mejor momento para ser mujer. Estamos cosechando la lucha de muchas, logrando el reconocimiento de nuestros derechos. No todo se ha logrado, depende mucho de las sociedades y culturas, o de qué signifique la felicidad para cada mujer.

Para algunas, es formar una familia; para otras, obtener un doctorado o la propia empresa; para otras, viajar por el mundo. Hoy, tenemos la libertad de decidir qué tipo de mujer queremos ser.

¿Qué opinión te merece el sacrificio empeñado por cientos de mujeres para que hoy gocemos de más derechos?

Cada ícono femenino que podamos relevar de la historia hizo sacrificios en nombre de esta lucha. Sor Juana Inés de la Cruz decía que se hizo monja para pensar; luchaba para que las mujeres enseñaran a otras lo mismo que aprendían los hombres. El hecho de pelear por el conocimiento es, quizás, el acto más revolucionario de la historia del feminismo, si pensamos en los años 1600.

Saltando unos siglos, tenemos a Madonna, quien, para mí, representa a la feminista de mi generación, replanteando la sexualidad de las mujeres. Con estas dos guras tan diferentes, exploro la hipótesis de que cada mujer puede crear una revolución dondequiera que esté, con las herramientas que tenga y cambiando, primero, su propia realidad.