El lujo de la pausa y el silencio en la vida contemporánea

En un mundo sobrecargado de estímulos, los momentos de silencio son considerados un lujo. La necesidad de mantenernos conectados, productivos y en constante movimiento nos aleja cada vez más de la tranquilidad que viene con la pausa, y encontrar esos momentos de silencio se ha vuelto casi un privilegio

Por La Dra. Bianca Parra Roig Fotos Gentileza

Si analizamos, la frase No tengo tiempo es una que implementamos al menos una vez al día y, en la mayoría de los casos, uno también se refiere a no tener tiempo para su propio bienestar.

Ya sea por exceso de compromisos, problemas laborales u obligaciones familiares, esos momentos de silencio parecen casi imposibles y es lo que más está afectando a la sociedad a nivel mental.

Apostar por el silencio, la práctica de mindfulness o retiros de descanso mental, se convierte en una inversión en salud que algunos empiezan a reconocer como una nueva forma de riqueza: la de una mente equilibrada y un cuerpo en armonía. Este lujo accesible nos brinda un camino hacia un bienestar profundo y sostenible, recordándonos que en la calma del silencio también reside el potencial para una vida plena.

En mi reciente viaje a la India, me sumergí en prácticas de silencio en un Centro de Meditación. Fue una experiencia que me sorprendió enormemente. Más allá de la espiritualidad que se asocia con el silencio, quise explorar lo que puede provocar a nivel neurocientífico, descubriendo que sus efectos van mucho más allá de la tranquilidad.

El silencio es un regalo valioso para el sistema nervioso, permitiéndole resetearse, regenerar sus redes y reducir el estrés. Hay varios estudios científicos que respaldan los beneficios del silencio para la salud mental.

Reducción del Estrés

Un estudio publicado en el Journal of Clinical Psychology encontró que la exposición a períodos de silencio reduce significativamente los niveles de cortisol, la hormona del estrés. El silencio permite que el cuerpo entre en un estado de calma, ayudando a reducir la frecuencia cardíaca y la presión arterial.

Esto se debe a que la ausencia de ruido da tiempo al sistema nervioso para relajarse, lo cual es crucial para el manejo del estrés.

Neurogénesis y regeneración cerebral

Investigaciones de la Universidad de Duke demostraron que el silencio puede promover la neurogénesis en el hipocampo, lo cual tiene implicaciones directas para la memoria y la regulación emocional. Momentos de quietud diarios pueden tener un impacto positivo en la capacidad de recordar y regular las emociones, ayudando a prevenir problemas cognitivos a largo plazo.

Mayor concentración y claridad mental

Un estudio de la Universidad de Cornell observó que las personas que trabajan en ambientes ruidosos y luego experimentan períodos de silencio mostraron una mejoría en su capacidad de concentración. Los momentos de silencio permiten que el cerebro deje de procesar estímulos externos, lo cual libera recursos cognitivos y mejora la capacidad de enfocarse en tareas importantes.

Silencio y regulación emocional

Un estudio en el Journal of the Acoustical Society of America observó que el ruido constante aumenta la producción de adrenalina y estrés, mientras que los momentos de silencio, por el contrario, reducen la actividad en la amígdala, la región del cerebro asociada a las respuestas de miedo y ansiedad. Esto puede ayudar a reducir los síntomas de ansiedad y promover una respuesta emocional más equilibrada frente a los desafíos.

El silencio es un regalo valioso para el sistema nervioso, permitiéndole resetearse, regenerar sus redes y reducir el estrés.

Impacto en la creatividad

El neurocientífico Joseph Moran sugiere que el silencio promueve una actividad en la red neuronal por defecto, la cual se activa cuando el cerebro no está enfocado en tareas externas. Esta red está asociada a la creatividad, la introspección y la conexión entre ideas. Es decir, los momentos de pausa y silencio pueden mejorar la capacidad de resolver problemas y tener ideas originales.

¿Cómo aplicar el silencio en la vida cotidiana?

Al volver a mi rutina tras esta experiencia en la India, decidí seguir incorporando momentos de silencio intencionado en el día y noté cómo mi nivel de atención y regulación emocional mejoraron sustancialmente. Invito a todos a probar esta práctica, aunque sea en pequeñas dosis. La evidencia científica sugiere que incluso unos pocos minutos de silencio pueden ayudar a bajar el ritmo cardíaco, mejorar la atención y reducir el estrés.

En un mundo lleno de ruido, encontrar momentos de silencio se convierte en un acto esencial de autocuidado. Es en esa pausa donde el cerebro se renueva, la mente se aclara y el equilibrio emocional se despierta, brindándonos una protección natural frente al desgaste y las tensiones del día a día. El silencio nos ofrece un refugio donde podemos cultivar una salud mental resiliente y fuerte.

Dra. Bianca Parra Roig

Médica intregrativa – Mind Body Medicine

@biaparraroig