Recorrer España a través del vino es posible, y si hay una empresa capaz de ofrecer esa experiencia completa, es González Byass. Desde Jerez hasta Rías Baixas, pasando por Ribera del Duero, Rioja, Somontano y el Penedés, su portafolio invita a descubrir la diversidad y riqueza del vino español. Conversamos con Matías Velasco, Export Manager de la compañía, durante su reciente visita a Paraguay, para conocer más sobre esta emblemática casa fundada en 1835.
Por Nora Vega
Fotos Elías Ledesma y Gentileza
Con casi dos siglos de historia y un compromiso con la excelencia, González Byass es mucho más que una bodega: es un legado vivo que atraviesa regiones, generaciones y estilos. De la elegancia del jerez al frescor del albariño, pasando por tintos de leyenda y vinos de innovación, su portafolio es un mapa de España contado en aromas y sabores.
El grupo sigue siendo gestionado por la familia fundadora, hoy en su quinta generación. Esa continuidad se percibe en cada decisión, desde el cuidado de los viñedos hasta la arquitectura de sus bodegas, donde el tiempo es parte del proceso. “No trabajamos con prisa. Trabajamos con propósito”, remarcó el vocero.
A lo largo de casi dos siglos, la empresa creció de manera orgánica, incorporando bodegas en regiones clave como Rioja, Ribera del Duero, Rías Baixas, Somontano, Cava, Castilla o Tierra de Cádiz. Pero más allá del crecimiento empresarial, lo que impresiona es la coherencia de su mensaje: cada vino es embajador de su origen. “En cada lugar, buscamos interpretar la tierra, no imponer un estilo. Y eso requiere tiempo, sensibilidad y mucha escucha”, dice Matías.
Hoy, la firma está en más de 100 países, tiene 14 bodegas (España, México y Chile) y marcas entre vinos y spirits. “Cada botella es una charla entre tradición y reinvención”, manifestó Matías. En Paraguay, González Byass ofrece 14 etiquetas de seis bodegas y es representado por Distribuidora Gloria SA.
Jerez: el punto de partida
Todo comenzó en el sur, en Jerez de la Frontera, con el nacimiento de Tío Pepe, hoy el más reconocido del mundo. Allí, González Byass construyó uno de los centros enoturísticos más importantes de Europa, donde las barricas firmadas por artistas y el sistema de soleras cuentan la historia de un vino presente en todas las mesas españolas.
“El Jerez es probablemente el vino más gastronómico del mundo. Marida con sushi, ceviche, jamón ibérico, tortillas, quesos duros y hasta chocolate blanco. Tiene solo 70 calorías por copa, prácticamente nada de azúcar residual”, explica Matías.
Rioja y Ribera del Duero: la elegancia del norte
En Rioja, la bodega Beronia es la gran protagonista. “Ahí todo es tradición, pero con una mirada moderna. Vinos con crianza controlada, que combinan fruta con madera de manera sutil”. Son vinos que respetan los tiempos y que brillan en la mesa con carnes, pastas con salsas intensas o platos con hongos y trufa.
En Ribera del Duero, el grupo apuesta por una joya llamada Dominio Fournier. Un viñedo propio, rodeado por el río Duero, que da origen a vinos concentrados, con profundidad, taninos firmes y mucho potencial de guarda, para el público conocedor.
Rías Baixas: frescura atlántica
Se encuentra en la región costera en el noroeste de España, dentro de Galicia, específicamente en su costa suroeste. Aquí, el albariño Pazo de Lusco representa la esencia gallega: acidez vibrante, notas salinas, frescura y carácter.
“Es un blanco que emociona y conecta muy bien con la nueva cocina global. Tiene crianza sobre lías durante seis meses, lo cual le aporta redondez y una complejidad superior”, señala Matías.
Somontano y Castilla: la innovación
Viñas del Vero, en la región del Somontano, es otra de las bodegas clave del grupo. Allí, se trabaja con variedades locales e internacionales, logrando vinos aromáticos, equilibrados y accesibles.
Lo mismo sucede en Finca Constancia (Castilla-La Mancha), una bodega pensada para el consumidor curioso, con etiquetas monovarietales que permiten entender la tipicidad de cada cepa. “Son vinos honestos, bien hechos, y muy gastronómicos, ideales para quienes están aprendiendo”.
Vilarnau: cava con espíritu joven
En Cataluña, la bodega Vilarnau produce cava orgánico, elegante y sostenible. Sus etiquetas –especialmente las rosadas– conquistan al público joven. “Perfectos para brindar, pero también para acompañar platos salados, sushi o foie gras”.
Tierra de Cádiz: redescubriendo lo antiguo
La más reciente incorporación al grupo es un proyecto en Cádiz enfocado en la recuperación de variedades olvidadas como la Tintilla de Rota. Vinos ecológicos, de baja intervención y expresión pura. “El futuro está en el origen. Y Cádiz tiene un potencial enorme”, asegura Matías.
González Byass no solo produce vinos: diseña experiencias. Desde catas sensoriales hasta menús maridados con chefs locales, la empresa entiende que el vino cobra sentido cuando se comparte. Definitivamente, la versatilidad del portafolio permite a los amantes del vino experimentar, cruzar culturas y descubrir nuevas armonías.