Iris Apfel: rara avis de la moda

Cuando Iris era aún una muchacha le dijeron que nunca sería una gran belleza, pero que tenía algo mejor: estilo. y así fue. La belleza nunca fue lo suyo, pero fue desarrollando una personalidad excéntrica que la convirtió en un verdadero ícono.

Por Valeria Gallarini Sienra

El no ser una gran belleza no afectaría para nada a Iris. Según sus propias palabras: “Nunca me sentí bonita; no me siento bonita ahora, no soy una persona bonita, no me gusta lo bonito. Así que no me siento mal y creo que funcionó bien porque vi que, por ejemplo, todas las chicas que conozco que eran bonitas y se las arreglaban por su físico, con el tiempo cuando se desvanecía eso… no eran nada. Y estaban muy, muy defraudadas”.

“Cuando sos alguien como yo, para moverte y sentirte atractiva, tenés que desarrollar algo, tenés que aprender algo y tenés que hacer algo. Así te volvés un poco más interesante y cuando te hacés viejo, te arreglás con eso. En todo caso, no me gusta lo bonito”, reafirmó.

Iris Apfel nació en Queens (Nueva York), creció en una familia de empresarios. su padre tenía una tienda de vidrios y espejos, mientras que su madre era propietaria de una boutique. con el tiempo, desarrollaría una pasión –de seguro inspirada en las profesiones de sus padres–, tanto por la decoración como por la moda. Al terminar la escuela, decidió estudiar historia de arte en la New York University, y luego en la Universidad de Wisconsin (Estados unidos).

Uno de sus primeros trabajos fue para la revista Women’s Wear Daily (hoy conocida como WWD). Luego trabajaría para la diseñadora Elinor Johnson. En 1948, se casó con quien sería el amor de su vida y su compañero incondicional hasta su muerte en el 2015, a los 101 años, Carl Apfel.

Con Carl empezó su aventura en el mundo textil y se convirtió en una de las decoradoras más importantes de Estados unidos. Juntos lanzaron una empresa dedicada a la industria; Old World Weavers, que funcionaría con mucho éxito desde 1950 hasta 1992.

Como decoradora, le encomendaron importantísimos trabajos, incluyendo ocuparse de la decoración de la casa blanca. nueve presidentes la contrataron: Harry S. Truman, Dwight D. Eisenhower, John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan y Bill Clinton. Fue responsable de los proyectos de remodelación de la casa blanca iniciados por Jackie Kennedy, quien quiso aggiornar al anticuado edificio.

Gracias a su empresa, la pareja empezó a viajar por todo el mundo para comprar muebles y objetos de arte.

Paralelamente, Iris empezó a adquirir accesorios y prendas artesanales de distintas etnias y culturas, y empezó a incorporarlas a sus atuendos cotidianos. Poco a poco, fue formando una increíble colección tanto de objetos como de indumentaria.

También fue haciéndose famosa por su peculiar manera de vestir. Acostumbraba asistir a las estas de sus importantes clientes con los conjuntos más estrafalarios, acompañados de sombreros, turbantes y sus infaltables collares y pulseras encimadas. Su estilo de vestir ecléctico y su gusto por los accesorios llamativos se convirtieron en su sello personal, junto con los ya icónicos lentes redondos.

En su juventud, fue una referente de la decoración, pero ya de mayor se convirtió en una referente por sus llamativos atuendos. Fotógrafos, como Bruce Weber, empezaron a retratarla y tomarla como musa, las revistas de moda y prensa especializada en moda empezaron a escribir sobre ella, contando su historia personal y alabando su vestir único.

Incluso en el 2005, el Museo Metropolitano de Nueva York le dedicó una muestra llamada Rara avis (Ave rara): La irreverente Iris Apfel. Nunca un nombre tan acertado para una persona maravillosa, que cual ave de raro y colorido plumaje se destaca en las grises calles neoyorquinas. Otros museos dedicados a la moda le han ofrecido muestras, como el Norton Museum of Art, el Museum of Lifestyle & Fashion History (Florida) y el Peabody Essex Museum (Massachusetts), al cual iris ha empezado a donar parte de su enorme colección de piezas vintage.

A sus 90 años, sigue pisando firme en el mundo de la moda, dando clases en la Universidad de Texas, charlas y entrevistas. incluso, asesora a empresas y ha creado líneas comerciales de accesorios y bijouterie. En el 2013, fue elegida por The Guardian como una de las 50 mujeres mejor vestidas en más de 50 años. El director de cine Albert Maysles le dedicó un documental titulado Iris, que gozó de un gran éxito debido al sujeto tan peculiar e interesante que retrató: la maravillosa Iris Apfel.