Javier Barbero. Mayor referente de coaching empresarial en Paraguay

El renombrado Coach, nos abre las puertas de su casa de campo en Nueva Colombia para compartir un día de motivadoras historias, destacando la importancia de tener un propósito y seguir al corazón.

Por Kate Reichardt | Fotos Camila Morínigo

Rodeados de naturaleza pura, accedimos al “mundo mágico” donde Javier Barbero encuentra paz, disfruta de fogatas con amigos y pasa sus días con Bree, su border collie y el compañera desde hace 13 años. “Cuando pensé en desarrollar mi marca, ella estaba acostada a mi lado, por eso siempre digo que somos socios”, cuenta.

Colosales piedras, erigidas hace millones de años, atrapan al visitante, que, a lo lejos, entre árboles, vegetación y puntos de luz, verá una acogedora casa en forma de tatakua. Siguiendo el paso, llegamos al espacio de meditación al aire libre, con vistas a las alturas de Nueva Colombia, donde Javier nos revela el secreto de su éxito.

“Cuando era chico y vivía en Argentina quería ser mago; siempre me maravilló la posibilidad de hacer que las cosas sucedan. Hoy, a los 52 años, puedo mirar atrás y ver que la vida hizo magia conmigo”, indica el coach, que hizo de aquel juego de niño una filosofía de vida.

“Me convertí en un mago, porque en los momentos más difíciles tuve que sacar fuerzas de la nada para seguir. A los 28, una experiencia muy delicada con mi salud me cambió la vida y el modo de ver las cosas”. Fue entonces cuando Javier optó por buscar un show de magia que lo conecte con la vida y le brinde una oportunidad de evolucionar.

Esta experiencia modificó su estilo de vida. “Me volví más disciplinado, empecé a tratar mis heridas internas en terapia y me hice vegetariano. Hoy, lo que me tocó vivir, es casi anecdótico; sin embargo, marcó un antes y un después”.

Ese después significaba, para Javier, el despertar de su interés en trabajar con seres humanos. “Decidí dejar Córdoba y empezar de nuevo. Como una amiga se casaba en Paraguay, vine y, al pisar este país me enamoré automáticamente de su naturaleza y su gente”, cuenta.

“Soy un coach que trabaja a un nivel de filigrana. Con los años, desarrollé la capacidad de conectar con una persona y realizar un trabajo único. Lo que crearemos juntos sería una obra de arte con corazón”.

“Egresé de Ciencias de la Comunicación y me especialicé en Psicología. Elegí vivir en Paraguay a los 28 años y con 200 dólares en el bolsillo; sabía que quería reconstruirme acá”, asevera, quien se inició profesionalmente, haciendo teatro con personas discapacitadas, antes de que varias consultoras lo contratasen para dictar talleres y cursos empresariales. “Me di cuenta de que mis talleres eran innovadores, pues metían magia y actores”.

Aun así, a los 39 años, Javier aún no se animaba a dar el siguiente paso. “Viajé a Europa y entendí que no tenía sentido esperar más. Al regresar, generé un acto de magia: hice desaparecer todos mis trabajos fijos y me quedé con dinero para vivir tres meses, desarrollé una web y, en una habitación de mi casa, lancé mi marca, a la que llamé Javier Barbero Entrenamientos Creativos”.

Un mes después, Javier recibió una llamada para participar de un congreso de RR. HH. en Costa Rica. “Me dijeron que estuvieron investigando y les gustaba mi estilo; yo no lo podía creer. Ese taller me abrió las puertas y me convertí en el coach que hace magia en Centroamérica”, describe.

Con los años, Javier se especializó en varias escuelas de coaching y liderazgo en España, México, India e Indonesia. “Esta disciplina trabaja el liderazgo y competencias en distintas áreas. Yo me especialicé en organizacional y coaching de vida. Mediante las experiencias, genero entrenamientos y acompaño a líderes o equipos a lograr objetivos”, explica.

Pese a una cartera de clientes extendida a 12 países de América y España, el coach anhelaba otro rumbo. “Hace dos años y con más de 20 colaboradores, celebré los 10 años de mi empresa a lo grande. Sin embargo, esa noche sentí en mi corazón que necesitaba volver al origen”.

Javier considera que recuperar el corazón es la clave del liderazgo en cualquier aspecto. “Creo que a veces permanecemos en algún espacio por costumbre o miedo, aunque el corazón ya no esté ahí, ni seamos felices. No quería ser empresario, soy un artista. Volver a mi origen implicó cerrar mi empresa y, en lo más alto de mi carrera, me animé a hacer lo que me pedía el corazón”, dice conmovido.

“Si nos atrevemos a abrazar un obstáculo, nos volvemos más fuertes; la magia del liderazgo es el reconocimiento de la fuerza interna.”

Desde hace un año, Javier plantea servicios en formato coaching boutique, ofreciendo toda la experiencia en menor cantidad, pero con mayor calidad. “Soy como un coach disruptor, conocido por traer cosas nuevas”.

Javier también abrió una escuela de coaching en Paraguay, con sucursal en Panamá. “Hasta el año pasado, tenía entre 35 y 45 alumnos. Este año, siguiendo el movimiento de coherencia, estoy comprometido con formar 10 buenos profesionales. Calidad ante cantidad”, expresa.

Las posibilidades que ve Javier de cara al futuro son infinitas. “Pretendo escribir libros y seguir haciendo coaching a través del arte y el teatro. Soy muy transparente, creo que ahí está mi sello”, concluyó.