Pierpaolo Piccioli, en el trono del emperador

Sin dudas, no debe ser fácil ocupar el lugar del gran diseñador apodado “El emperador de la moda”, Valentino Garavani. No en vano, al despedirse de su casa de moda, se necesitaron dos diseñadores para ocupar su trono.

Por Valeria Gallarini

Fue así que, cuando Valentino se retiró en el 2008, la dupla de diseñadores compuesta por María Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli fue nombrada cabeza creativa de la icónica casa de moda italiana. Este dúo se inició en 1989 cuando, siendo ambos jóvenes graduados del Instituto Europeo de Diseño, aliaron sus carreras conjugando sus talentos complementarios.

Al ser contratada Chiuri para trabajar en Fendi, inmediatamente convocó a su partner Piccioli y la dupla empezó a dar sus primeros pasos en conjunto en las grandes ligas. Ambos llegaron a Valentino en 1999, donde creaban la línea de accesorios. En el 2003, lanzaron la línea más joven de Valentino: Red, y durante 10 años trabajaron muy de cerca con su mentor, el legendario diseñador Valentino Garavani, quien les confió las riendas de su firma al jubilarse.

El dúo de diseñadores, si bien tuvo un inicio difícil (la casa estaba en declive y las primeras colecciones fueron muy criticadas), al poco tiempo encontró la fórmula para reinventar la marca fundada en 1960 y agregar aires contemporáneos a la tradicional herencia italiana de esta tan importante firma del Made in Italy. Ellos se mantuvieron eles a la estética elegante y fina, ultra femenina y romántica que siempre caracterizó a las colecciones de Valentino, respetando el legado del diseñador, inspirándose en su archivo para crear un producto relevante para nuestros tiempos.

El éxito no tardó en llegar, y la casa no solo salió a flote, sino que repuntó enormemente, posicionándose como una de las marcas más cotizadas de las fashionistas. siendo ambos creadores de accesorios, su primer éxito de diseño fue el zapato con tachas que se convirtió en el it del 2010 y se mantiene seis años después como uno de los modelos más deseados de la marca.

El año pasado, el exitoso dúo tomó rumbos distintos, María Grazia Chiuri fue nombrada Directora Creativa de Dior, quedando Pierpaolo solo al frente de la firma Valentino. Supo afrontar el desafío de tomar distancia de su socia creativa, logrando mantener estable el rumbo de la casa y creando por su cuenta colecciones muy bien recibidas.

Hoy Piccioli finalmente ha encontrado su propia voz (obviamente cargada del lenguaje del gran diseñador), generando un espacio suyo dentro del universo de Valentino. Bellas, frágiles y etéreas, sus colecciones han conseguido alejar a la firma de las aguas agitadas y conducirla a un lugar más sereno.

En cuanto a su metodología creativa, Piccioli prefiere recurrir lo menos posible al archivo físico. Tantos años trabajando para la casa lo tienen tan empapado en el vocabulario del diseñador que prefiere recurrir al archivo de su memoria, evitando así copias demasiado literales de modelos anteriores. Esta fórmula se ha probado muy exitosa para él y también para la marca.

Por otra parte, Pierpaolo siempre fue el más experimental y curioso del dúo, por lo que sus colecciones se están perfilando un poco más osadas e inesperadas. Conjugar lo antiguo y lo nuevo, lo tradicional y lo moderno, lo cargado de detalles y lo sencillo no es fácil, sin embargo, el modisto lo logra con soltura en cada una de sus recientes colecciones. La salida de María Grazia significó para él el fin de la toma racional de decisiones y de diseños con un sentido práctico, afirmando que ahora trabaja sus colecciones de manera más emocional, a partir de sensaciones.

El diseñador afirmó que entre sus fuentes de inspiración se encuentran las épocas de transformación que obligan a la gente a pensar en lo que vendrá y en aquellas en las que espíritus libres formulan un nuevo pensamiento. Le inspira el Bosco, que marca el paso del Medioevo al Renacimiento, o el movimiento punk de fines de los 70, porque son momentos de transición.

Pierpaolo logra con sus colecciones narrar historias fantásticas. De niño se imaginaba como director de cine. Después descubrió la fotografía de moda y empezó a ver a esta última como narraciones visuales contadas a través de la ropa. En su trabajo parte de una reflexión, de un cuento, para llegar a una silueta y a una colección cargada de contenidos pero que se mantenga simple y depurada en su forma.