RUE MARISCAL

Gaba Esquivel, diseñadora de Rue Mariscal, ha encontrado nuevos caminos para la moda desde Paraguay. Su mirada de la sostenibilidad en diálogo con lo artesanal implica la puesta en valor no solo de modos de hacer sino de vivir arraigados en el territorio. Exploramos esta propuesta que llevó al ao po’i más allá de las fronteras.

Por Jazmín Ruiz Díaz Figueredo Fotos Felipe Sitjar

A 167 km de Asunción, o unas 3 horas de viaje en auto, se encuentra el municipio de Yataity del Guairá. Apenas entrando a la ciudad, se lee un cartel que nos indica que hemos llegado a la cuna del ao  po’i.  Sus habitantes defienden con orgullo el título de ser el territorio donde nace el tejido fino como se traduciría el nombre de esta artesanía del guaraní desde inicios del siglo XIX; es decir, prácticamente    desde su fundación misma, que se registra en 1851.

Del origen, como en el caso de muchas artesanías, no hay una fecha exacta; pero la versión oficial ubica los inicios de esta práctica entre 1814 y 1840, durante la dictadura del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia. En este periodo, el Supremo Dictador de la República impuso un cierre de fronteras con el objetivo de salvaguardar la independencia de Paraguay.

Esta decisión significó que la importación de productos se vio sumamente limitada, lo que impulsó la producción artesanal en todo el territorio y particularmente en la región del Guairá, donde las mujeres empezaron a hilvanar el algodón para poder confeccionar prendas. Es así que, hoy, al bordado de puntos tradicionales se conoce como ao po’i y al tejido que se elabora de cero en un telar horizontal se lo llama ao po’i auténtico.

Quien visite esta ciudad de bordadoras por primera vez sentirá que se transporta al 1900 debido a sus casas coloniales, calles tranquilas y árboles frondosos, donde incluso se pueden ver carretas circulando. Esta escenografía, a la vez, contrasta con la actitud de sus mujeres, “contemporáneas, con carácter”, según defiende Gaba Esquivel, quizás una de sus más recientes habitantes. La cuna del ao po’i se ha vuelto también el territorio escogido por la diseñadora argentina para vivir y desarrollar Rue Mariscal, catalogada por Vogue México como “la marca que demuestra que la moda sustentable es el nuevo lujo”.

Una trayectoria internacional

Gaba Esquivel nació en Corrientes, Argentina, vivió en Buenos Aires durante su adolescencia y luego se mudó a Paris para formarse en Studio Berçot, una de las escuelas de moda más prestigiosas del mundo, de donde salieron diseñadoras de la talla de Isabel Marant. A partir de allí, tuvo la oportunidad de hacer pasantías en casas de lujo como Guy Laroche, Chanel y Balmain, de donde aprendió el método que aplicó en Vasseur- Esquivel, marca que fundó con Thomas Vasseur y que le abrió las puertas del circuito de la moda en Nueva York, y que años más tarde replicó en Rue Mariscal.

“Es el método que usan los diseñadores ‘viejos’, que es dibujar, hacer el prototipo en una tela sin color (…) y después la aplicación del bordado, del color, elegir la gama de colores, tener referencias culturales, musicales y, todo eso, es una elaboración”, explica.

Pero así también, Rue Mariscal, como proyecto que emprendió en 2017, fue para ella la oportunidad de apostar por prácticas más amables que las que dominan el sistema de la moda tradicional, involucrándose en un proceso más colaborativo y de dignificación del trabajo de las artesanas:

“Se acostumbraba mucha tiranía en esa época, existía esta cosa del ego, y ahora creo que nos dimos cuenta que eso está mal… Antes, un diseñador, un estilista, no tenía el contacto directo con la gente con la que trabaja, sí con los que hacen moldes y los que hacen el primer prototipo, pero después no. Hoy, la manera en que yo trabajo, trabajan todos afuera, son mucho más accesibles. Hay una cosa de humanidad diferente, de romper las jerarquías”.

¿Cómo llega a Yataity? A través de una amiga en el extranjero que le habló de esta región del Guairá y le pidió que, aprovechando su visita al país, le comprara tejidos característicos de la región. Pero Esquivel, apenas pisó un pie allí, supo que había mucho, todo, por explorar: “Me dije, ¿cómo no vino antes alguien acá a bordar? Se vuelve loco un diseñador. ¿Cómo no usaron eso, entendés? Pero no como aplique, ¿cómo no usaron?, ¿cómo no empezaron? Y la verdad que fue un desafío”.

Pero un desafío que dio sus frutos. Además de ser quizás la primera marca en trabajar con artesanía paraguaya que se comercializó a través del sitio especializado en lujo Net-A-Porter, lo más destacable es el modo de hacer; ya que las artesanas mantienen su estilo de vida trabajando desde sus casas.

Hoy, si bien la marca está instalada en Yataity, colaboran con artesanas de un importante número de comunidades en la zona:  Villarica, Ytu, Natalicio Talavera, Mauricio José Troche, Potrero Benítez, Caaguy Cupé, Ñumy, Félix Cardozo, Loma Barreto, Melgarejo y Paso Yobái. En las temporadas más altas, Rue Mariscal emplea hasta 600 artesanas. Sobre esto, resalta que “acá la gente trabaja divino. Pero siempre te tienen que querer. Sino, estás muerta… Y dedicarle ese tiempo también a eso, ¿no? De una forma respetuosa”.

Esto se traduce en los diseños de las prendas. Es notorio cómo los puntos tradicionales evolucionan y no solo como apliques, sino que la experimentación con las texturas del bordado hacen que el ao po’i cobre una nueva vida. La identidad de la técnica se mantiene intacta, pero, con la mediación del diseño, aparecen nuevas posibilidades. “Es toda la misma tela que, con el bordado, se transforma”, enfatiza Esquivel.

Volver a las raíces

“Mi mamá es paraguaya. Así que fui criada con las mismas costumbres, la misma comida”, expresa y acecha un tono de melancolía en la voz. La memoria de los sabores la lleva a rememorar una anécdota en particular sobre su conexión con Paraguay. En el 2017, cuando volvió al país después de muchos años, alquiló un auto para visitar Villarrica. Allí, sus anfitriones le prepararon arroz kesu. Grande fue su sorpresa cuando descubrió que ese plato, que ella identificaba, como el especial de su mamá, era una comida muy popular entre los paraguayos. “Si bien viví en varios lugares… Lo que te marca es la infancia”, enfatiza. Rue Mariscal es un regreso a sus orígenes, pero mirando al futuro.

En Asunción, las prendas se pueden adquirir en Heredity- Younique. Así también, temporalmente en el Espacio K, con motivo de la apertura de su exposición. Nos encontramos con Gaba en este último lugar. Allí, una dupla de madre e hija muy elegante llamaba a Esquivel de tanto en tanto mientras se probaban diferentes modelos e, incluso, intercambiaban el mismo. Una prueba del poder de la marca para llegar a diferentes generaciones.

La primera colección se lanzó en 2019. De eso han pasado seis años. ¿Cómo imagina Gaba el futuro de Rue Mariscal? En colectivo. “Como un movimiento, una manera de vivir”, expresa, una que refleja el lugar que habita “donde la pausa, el tiempo, el dinero son otra cosa”. Y sobre ese punto, agrega:

“Claro que es caro, es muy caro hacerlo. Para lograr que hagan un vestido tenés que tenerlo un mes trabajando. Y eso se paga. Nosotros pagamos el salario mínimo, que ojalá no se saque del país… Quizás no parece mucho, pero las artesanas tienen una economía mixta porque compran pocas cosas. Sus tierras les dan de comer. En ese sentido, son más ricas que alguien que vive en la ciudad… Mejor dicho, somos más ricos que alguien que vive en la ciudad. Yo, en mi jardín, tengo banana, mburucuya, guayaba, naranja, limón… Esa es la verdadera sostenibilidad”.

Antes de despedirnos, le pregunto a Gaba qué le diría a una diseñadora joven que quizás tenga ganas de involucrarse en el mundo artesanal, pero no sabe por dónde empezar. A lo que responde:

“Bueno, lo primero, si no sabés de dónde venís, es difícil saber a dónde vas. Y yo tengo formación europea, pero soy latinoamericana. Entonces, copiar a los europeos te deja re mal parada. Debés apuntar a encontrar algo que tenga el espíritu de donde nacés y, a la vez, que pueda ser contemporáneo, porque hoy la contemporaneidad, con el poder de las redes sociales, es mundial, ya no te pertenece. Vos tirás algo y ya pertenece al universo.  Y me parece que ellos están en un lugar donde está todo por hacer… Somos países muy jóvenes, pero no por eso podemos dejar de recordar de dónde venimos. Paraguay es un país artesanal y hoy, la artesanía está de moda, es un lujo. Es el nuevo lujo”.

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