Para mujeres como Astrid Poletti, que encuentran el equilibrio entre la maternidad, el trabajo y el tiempo para ellas, Sensilis es ese beauty hack imprescindible. Esta marca española de dermocosmética entiende la piel sensible y eleva la rutina de cuidado a un momento de puro glow. Porque verse bien empieza por sentirse bien.
Por Nora Vega Fotos Javier Álvarez
Sin guión y con toda la transparencia y energía que le caracteriza, Astrid declara: “Ser mamá fue el mejor sí de mi vida”. Ella es una persona que habla siempre desde el corazón y vive su presente con intensidad. La maternidad no solo transformó su rutina y su forma de ver el mundo, sino que redefinió su propósito de vida. Cada rol de Astrid completa su vida: la mamá amorosa, la mujer de negocios, la figura pública cercana y real. «Ya no pienso solo en mí, todo lo que hago es pensando en Bauti. En cómo lo va a afectar, en qué ejemplo le estoy dando. Eso me empuja a buscar mi mejor versión todos los días», dice.
Hoy, en un mundo donde a las mujeres se les exige perfección desde todos los ángulos: desde las redes, las amigas hasta la sociedad, Astrid apuesta por lo real y elige un camino más humano: el del equilibrio. «No se trata de ser perfectas, sino presentes. De abrazar nuestras imperfecciones, reconocer nuestros límites, y construir desde ahí».
Y en esa búsqueda de balance, su rutina de self-care se convirtió en mucho más que un hábito estético. “El skincare no es algo superficial. Es un ritual conmigo misma. Un momento de paz. Yo no me arreglo por una mirada externa, sino para vibrar más alto. Me cambia el humor, me da buena onda, me da paciencia”
Belleza que inspira
En este viaje de reconexión consigo misma, Astrid descubrió Sensilis, una marca española que estableció un fuerte compromiso con la piel sensible por medio de tecnología de vanguardia. Fue un match natural: piel, propósito y placer.
«Cuando probé los productos de Sensilis, supe inmediatamente que eran distintos», asegura. “Se siente en la textura, en el glow inmediato, en cómo la piel se ve nutrida y descansada al instante, sin necesidad de capas y capas de maquillaje. Es perfecto para lograr ese makeup no makeup look que tanto amamos”.
Los favoritos de su rutina: Sensilis Photocorrection, Sensilis Upgrade AR y el Sensilis Origin Pro. “No me estresan los pasos del skincare, al contrario: si tengo tiempo, me pongo todo.
Ese tiempo es un regalo para mí. Y cuando no tengo tanto, me aseguro de tener constancia en la mañana y en la noche. Esa disciplina marca la diferencia. No se trata de querer tener 20 a los 50, sino de verte increíble a la edad que tengas. Con vitalidad, salud y una piel radiante. Y para eso, no hay atajos: hay buenos hábitos y, por supuesto, el acompañamiento de una buena profesional y de los productos adecuados».
Al preguntarle cómo definiría a Sensilis en tres palabras, responde sin dudar: “tecnología, calidad premium y una hermosa sorpresa”. Porque no esperaba enamorarse tanto de una línea de dermocosmética, pero pasó. Y porque, como bien dice ella, cuando algo se siente bien desde el primer uso, no se necesita más explicación. “Mi piel lo agradeció, se nota la frescura. Eso es lujo para mí: tener una piel linda, cuidada y real”.
Para Astrid, es fundamental llevar una vida alineada. “Cuando lo que hacés, lo que decís y lo que pensás están alineados, hay coherencia. Y eso es lo que más busco en esta etapa de mi vida. Ser congruente, desde mi fe, mi maternidad, mi trabajo, hasta las marcas que elijo”. Sensilis no solo es una marca más en su rutina. Es parte de ese universo de bienestar y amor propio que construyó con conciencia. Y hoy lo comparte con el mismo entusiasmo con el que habla de su hijo, de su día a día, de sus arrugas abrazadas con orgullo. Definitivamente, un sí rotundo a estos productos diseñados para todo tipo de pieles, más allá de si son sensibles o no.
Sobre Sensilis
Esta es una línea española, con más de 40 años de experiencia, que se ha dedicado a satisfacer las necesidades únicas de las pieles más delicadas, aunque es ideal para todo tipo de pieles. Todo comenzó en un laboratorio farmacéutico en 1979, en Barcelona. Y, como curiosidad, el nombre es una declaración de principios: sensibilis significa sensible en latín.