Con su elegancia característica, sus verdosos ojos que encandilan y su enigmática sonrisa, Verónica Chaves, Vero para todos, tiene muchas historias que contar, desde sus inicios como manequín hasta su faceta más reciente, la de emprendedora. Hoy, lejos de las pasarelas, nos habla desde el otro lado, desde el lado de madre, esposa y referente de moda.
Por Gisselle Jara | Fotos de Guillermo Fridman
Siempre la vemos impecable, ya sea para un evento de moda, un acto en el colegio de sus hijos o para ejercitar. Y notamos que sus preferencias y las tendencias que adopta son imposibles de enmarcar en un solo estilo. Lo suyo se trata, más bien, de un mix en el que lo clásico converge con elementos contemporáneos, líneas, géneros, matices, texturas y colores resaltantes.
La atmósfera que la envuelve y el estado de ánimo desempeñan un rol preponderante cuando escoge el look del día. “Siempre dejo que una prenda me seduzca; necesito sentir una conexión. Todas mis prendas son especiales, tengo muchos estilos –el que hasta ahora no logro es el sexy; no me gusta la ropa ceñida, salvo que sea para alguna sesión de fotos, pero siempre de manera sutil–”.
Muchos recordarán los primeros pasos que dio en el mundo de la moda, los cuales, en realidad, fueron un resultado casi azaroso. “No estaba en mis planes ser modelo; una amiga me llevó a un concurso de belleza, en el que tampoco tenía muchas ganas de participar, y fui electa Segunda Princesa. Inmediatamente me llamó Noemí Gómez para formar parte de su agencia”, contó.
Pronto llegaron los viajes al exterior, el mundo de la moda se desdoblaba y le mostraba otra perspectiva ajena a toda frivolidad, bajo el imperio simultáneo de una filosofía artística, ética y profesional. “Tuve la oportunidad de conocer otros países, donde el trabajo manual, el amor por la delicadeza y el arte en cada prenda desvelan su máxima expresión. Sin dudas, la moda es arte, y los modistos son los artistas que deben hacer realidad un sueño”, ejemplicó.
Next: los autos y la moda
Escondida bajo los desfiles subyacía otra gran fascinación suya: la que le despertaba la industria automotriz. La misma que aún hoy comparte con su marido, Marcelo Toyotoshi, ámbito donde lo conoció imprimiendo sus incipientes trazos como piloto de rally. “El deporte automotor es una pasión que corre por nuestras venas desde mucho antes de que nos conociéramos. Disfruto de cada carrera con el Team Toyota, tradición que también va transmitiéndose a la nueva generación, a través de mis hijos Mayra y Dustin, y los de nuestros queridos amigos”.
Mientras los días transcurrían entre el modelaje y la vida de casada, sentía consolidarse internamente sus preferencias, preocupaciones y aspiraciones, influenciadas en gran medida por sus muchos viajes. En las grandes tiendas de moda cosechó afectos de profundidades tales que la convirtieron en una de las favoritas de Valentino o Dolce & Gabbana. De hecho, su amistad con Stefano Gabbana y Domenico Dolce es de conocimiento público.
“Nuestra relación con Stefano y Domenico empezó como la de una cliente. Primero nos hicimos muy amigos de los chicos que trabajan en la tienda, un grupo pequeño que comenzó a hablar muy bien acerca de nosotros, y así fue tejiéndose un vínculo, hasta que nos invitaron a un almuerzo privado en la casa Dolce & Gabbana, en Milano”, relató.
Una familia encantadora
Hoy, con dos hijos, una universitaria y otro adolescente, puede disfrutar cómodamente de sus éxitos, como madre, y seguir explorando el maravilloso mundo de las tendencias. “Mi vida como madre ahora es muy tranquila; Mayra está cursando sus estudios universitarios en Tokio (Japón). Dustin (15) es muy activo y siempre lo acompaño en todas sus actividades. ¡Son dos niños maravillosos y respetuosos! La educación y el respeto son las llaves que les abrirán muchas puertas, y eso es lo que deseamos atesorar en nuestro hogar”.
En cuanto a los gustos que madre e hija comparten, Vero afirmó: “Mayra tiene un estilo totalmente distinto al mío, ¡según ella! (risas). Sin embargo, la vemos cada vez más deseosa de probar cosas nuevas. Paulatinamente, se va animando a jugar con los estilos. Fue todo un desafío armar los cuatro looks para su primera visita al Alta Moda de Dolce & Gabbana, pero estuvo fabulosa. Su visión y comprensión sobre la moda se vieron muy enriquecidas durante esa experiencia”.
Fuera del glamour que rodea a Vero, sus únicos y verdaderos deseos son mantenerse cerca de su familia, sobre todo en fechas tan especiales como el Día de la Madre o del Padre. “Mi regalo perfecto es que me mimen desde temprano, estar con mis hijos y mi esposo. ¡Recibir su cariño es una satisfacción para mi corazón! ¡No hay regalo más valioso que el amor de los seres queridos!”.
Sus pasatiempos
Uno de sus hobbies saludables es el yoga: “A Marce y a mí nos gusta mantenernos en un buen estado físico; creemos que es la mejor manera de alcanzar una calidad de vida óptima”.
La buena cocina es otra de sus predilecciones. “¡Me encanta comer bien! Soy de las que se matan practicando ejercicios para complacer a mi paladar, especialmente cuando viajamos. Aprendo tanto cuando salimos… Adoro plantearme desafíos en la cocina y lograr buenos platos en casa. Amo cocinar cuando tengo tiempo. De hecho, la gastronomía nacional es una de mis preferidas, le agrego mi estilo propio con un toque más nutritivo, obviamente. Por lo general, no uso recetas; simplemente me dejo guiar por los aromas y sabores que me quedan grabados”.
Embajadora de la moda
Detrás de los hermosos vestidos que perfilan su figura, existe también una enseñanza que quiere transmitir. “Tuve la suerte de conocer la forma de trabajo de las grandes casas de moda. Después de tantas experiencias inolvidables, me gustaría devolver, de algún modo, a la sociedad todo lo que vi y aprendí”, dijo sonriente y amable, características suyas que día a día cautivan a los miles de seguidores que concentra en las redes sociales.
Su meta es ayudar a que la gente aprenda que una marca no solo sirve para demostrar un status social o económico. “Muchas veces, la gente compra algo porque es lindo o porque denota superioridad; no se fija en cómo está hecho, si va con el estilo de uno o de lo que hace, todo eso me gustaría cambiar”.
Le Boudoir
Para coronar tantos años de aprendizaje, Vero está enfocada en lo que será su gran proyecto, al que llamará Le Boudoir. Este es llevado adelante gracias a la consultoría de José Zaldívar y Jean-Baptiste Messié, expertos en productos de lujo. Le Boudoir no buscará fungir de asesor de moda ni tampoco de atelier; es un concepto totalmente nuevo para nuestro país, inclusive, algo nunca hecho en el mundo.
“Será como un showroom que funcionará con membresía, de la cual las personas formarán parte permanentemente. Lo primero será entrevistarlas para conocer su estilo de vida; luego, curar el clóset, ver qué piezas necesita o le sobran. Después se inician las asociaciones con las diferentes marcas nacionales extranjeras. Las compras se harán a medida, solo para esa persona y para todos los presupuestos, con la consigna inalterable: comprar solo cosas de calidad que traspasen épocas y reflejen realmente los ideales de quienes las vistan”, adelantó.
Además de ayudar a hombres y mujeres a verse y sentirse mejor, este emprendimiento busca cooperar con la industria paraguaya. “La moda genera ese motor económico en todos los países que reconocieron su valor, porque además de dar empleo, dignifica el trabajo manual”.